Como todos los grandes artistas del siglo XX, Dalí quería ver sus imágenes más iconográficas en varios medios. Siempre fascinado por los metales preciosos, Dalí creó varias colecciones de oro.
Se veía a sí mismo como un hombre del Renacimiento; inventaba, imaginaba, pintaba, esculpía y supervisaba a artesanos, como hicieron los grandes artistas del pasado. Según Dalí, el oro era una "celebración del alma, un signo de pureza" para ser simbolizado en su trabajo, como una garantía de eternidad y una oportunidad para estar en armonía con el Cosmos.
“En las joyas, como en todo mi arte, creo aquello que amo”
- Salvador Dalí
En la década de 1950, Dalí colaboró con la extravagante diseñadora Mafalda Davis. Juntos crearon una elegante colección de cubiertos de oro con gemas preciosas y una vajilla espectacular que combina el sentido del estilo de Davis y las famosas imágenes de Dalí. Rubíes tachonados, cristal de roca y zafiros son algunas de las gemas que se usan en los cubiertos de color bermellón.
A finales de la década de 1960, Dalí creó su propio conjunto de monedas de oro, en el que aparece de perfil con su esposa, Gala. Las monedas tenían cuatro valores diferentes según su tamaño y peso.
El siguiente paso para Dalí fué crear doce objetos de oro puro ensamblados de su colección de monedas Dalí d'Or. Dalí d'Or-Objets Montés (objetos dorados de Dalí) se crearon para emular a la realeza en todo su exceso y esplendor. Incluyeron espejos mágicos, colgantes con motivos de serpientes y emblemas en honor del sol.