«Mi trabajo es el reflejo, uno de los innumerables reflejos de lo que realizo, escribo, pienso».
Salvador Dalí
Venus, del latín Venus, Venĕris, es la deidad romana del amor y de la belleza y su equivalente es la diosa griega Afrodita, nacida de la espuma de las aguas de la isla de Chipre (aphròs, que en griego significa espuma). Su figura, tomada como modelo ideal de belleza desde la antigüedad, se volvió el sujeto de numerosas obras de arte, ya sea bajo forma escultórica, como por ejemplo la Venus de Milo (130 a.C.), ya sea bajo forma pictórica, como en la famosa El Nacimiento de Venus de Botticelli (aprox. 1482-1485).
Venus inspiró a muchos artistas y sigue inspirándolos aún hasta hoy. En 1936, el artista estadounidense Man Ray realizó un calco de escayola modelado como la célebre Venus de’ Médici helénica: la obra “Venus Restaurée”. En el mismo año, Salvador Dalí realizó su Venus de Milo con Cajones, en bronce pintado de blanco. Durante la feria Art New York (Pier 94), presentada por Art Miami en mayo de 2019, la Blue Gallery de Delray Beach (Florida) expuso algunas obras del escultor israelí Niso Maman – famoso por ser uno de los líderes del movimiento clásico moderno –, que representan el torso de una mujer, modelado como la Venus clásica, en acero y metal coloreado.
Con la escultura Venus Espacial, Salvador Dalí quiso rendir homenaje a la figura femenina y a la atracción por la belleza femenina, añadiendo sus elementos surreales preferidos. Esta obra consiste en un busto femenino representado siguiendo los cánones del clasicismo, que lleva incorporados cuatro símbolos dalinianos: un reloj blando, dos hormigas, un huevo y la descomposición del cuerpo en dos partes.
El reloj…
se desliza por el cuello para ofrecernos sus mensajes opuestos. Su presencia simboliza, por un lado, la belleza temporal de la carne, destinada a desvanecerse y, por otro, la belleza del arte como la única belleza eterna y libre de los vínculos del tiempo. El característico símbolo daliniano del tiempo es uno de los protagonistas de esta escultura. Cuando le preguntaron: «¿Por qué los relojes dalinianos son blandos?» Dalí respondió: «Blandos o duros que sean no tiene importancia. Lo importante es que den la hora exacta».
En esta escultura las manecillas del reloj indican los números doce y seis. Cabe notar que todos los relojes de Dalí que forman parte de la colección de esculturas del Dalí Universe tienen las manecillas en la misma posición. En el reloj de la escultura Venus Espacial faltan los números cinco y once. Tal vez, eliminando estos números, Dalí haya querido indicarnos su fecha de nacimiento.
El reloj que se desliza por el cuello de la deidad de la belleza nos muestra la extraordinaria capacidad de Dalí de transferir una simple acción, aparentemente involuntaria, como la de hacer deslizar por el cuerpo una gota de líquido, a su mundo artístico surreal. Para Dalí, esta acción era capaz de generar un «placer secreto» y era «fuente de emociones y pensamientos filosóficos», como él mismo afirmó.
La vida de Dalí está repleta de tales «densas mezclas de casualidad y delirantes extravagancias», que el artista catalán reflejó sucesivamente en su arte pictórica y escultórica. Desde la infancia, a Dalí le encantaba sorprenderse (y sorprender) al echarse sobre la piel el café con leche y observar el lento goteo del líquido que, poco a poco, se secaba y se encolaba a su piel.
Dalí escribió: «Me vuelco el café sobre la camisa […] además de la voluptuosidad inefable que me produce ese líquido que gotea lentamente hasta el ombligo, que se va secando y después se pega a la piel me ofrecían la posibilidad de periódicas constataciones persistentes».
En la escultura Venus Espacial, el reloj se acomoda en el cuello de la deidad de la belleza y aparece como una gota de café con leche que se desliza hacia el centro del pecho, centro que Dalí definió: «justo allí donde localizaba la potencialidad de mi fe religiosa».
Las hormigas…
avanzan por el abdomen reflejando en la escultura los símbolos de la decadencia y la descomposición. Durante su infancia, Dalí había observado con atención estos insectos, que le causaban sensaciones bivalentes de atracción y repulsión. La presencia de las hormigas en las obras de Dalí simboliza la vida humana con su valor temporal, transitorio y mortal.
Para Dalí, las hormigas estimulan el inconsciente con su prurito, despiertan elucubraciones, invitan a meditar. Se posan sobre la mano, como se ve en la famosa escena de la película Un Chien Andalou (1929) y sobre el vientre de la escultura Venus Espacial.
En perfecta oposición estaban las moscas, para Dalí «las hadas del Mediterráneo», que él tanto amaba y elogiaba, como resulta claramente en sus textos: «De entre todos los placeres más sibaritas de mi vida, uno de los más agudos y estimulantes es quizás (y también sin el quizás) y será el de yacer al sol cubierto de moscas. Así podré decir: ¡Dejad que las pequeñas moscas vengan a mí!».
El símbolo de la hormiga, al igual que el reloj, deriva de las vivencias dalinianas, ampliamente descritas en su autobiografía, en la que el artista describe detalladamente los cuerpos de volátiles vivos y agonizantes, pululantes de hormigas enloquecidas, como manchas negras que se mueven siguiendo un orden particular.
Las hormigas, para Dalí, son la imagen de su primer «falso recuerdo de infancia». Dalí dijo: « La diferencia entre los recuerdos falsos y los verdaderos, es la misma que para las joyas: son siempre las falsas las que lucen más reales, más brillantes». Durante su infancia, al mirar el cuerpo de un neonato supino, Dalí vio con su imaginación una masa pululante de hormigas, pero, apenas cogieron en brazos a la criatura, la masa oscura e informe desapareció sin dejar ningún rastro de herida. Dalí escribió: «Después el pequeño ser fue levantado y mi ansia de volver a ver las hormigas se hizo enorme, pero con profundo estupor me di cuenta de que habían desaparecido, sin dejar ningún rastro de herida. Este recuerdo es clarísimo, aunque no sé situarlo en el tiempo».
Numerosas son las obras pictóricas que evocan en clave artística el símbolo daliniano de la hormiga, como, por ejemplo, La Miel es más Dulce que la Sangre (1927), Retrato de Paul Eluard (1929), El Enigma del Deseo – Mi Madre (1929).
El huevo…
es uno de los símbolos preferidos de Dalí, por su dualidad entre la parte exterior dura y la interior blanda. La escultura Venus Espacial está dividida en dos partes y en la base, creada por el corte, hay un huevo. El huevo es una metáfora con valor positivo pues simboliza la vida, la renovación, la continuación de la existencia y el futuro.
El tema del huevo, símbolo de la perfección divina, adquirió un papel importante a lo largo de la historia del arte, desde las pinturas renacentistas hasta las ilustraciones contemporáneas. El pintor italiano Piero della Francesca, para Dalí «triunfo de la monarquía absoluta y de la castidad», en 1472 representó un huevo de ñandú suspendido sobre la cabeza de la virgen María, realizando la obra pictórica conocida con el título de Pala de Brera.
El artista español Joan Miró, que había notado las innegables dotes de Dalí aún antes de que se pusieran de manifiesto (tanto que escribió al padre: «¡Estoy absolutamente convencido de que el futuro de su hijo será brillante!»), en 1969 posó un huevo amarillo sobre el asiento redondo de un taburete, creando la escultura Monsieur et Madame.
Dalí convirtió al huevo en un verdadero icono artístico. Estaba literalmente obsesionado por los huevos a tal punto que los representó en numerosas obras y los convirtió en una parte activa de su vida compartida con Gala. «Hazme un huevo», le pedía a Gala en los días en que «solo un huevo pasado por agua con biscotes» podía surtir efecto sobre el método paranoico-crítico, como cita en su autobiografía: «añadir la clara necesaria para cerrar todos los huevos invisibles e imaginarios que he llevado toda la tarde encima de mi cabeza, huevos muy similares al de la perfección euclídea que Piero della Francesca puso encima de la cabeza de la Virgen». Para Dalí, el huevo era la espada de Dámocles al que solo los rugidos del pequeño león infinitamente tierno (Gala) impedían que se abatiese al improviso sobre su cabeza.
La descomposición del cuerpo…
en dos partes aparece como un corte horizontal. Si en la escenografía de la película Un chien andalou Dalí decidió ilustrar la emblemática escena del corte del ojo en dos, con una toma conocida hasta hoy como una de las más espeluznantes de la historia de la cinematografía; en esta escultura el artista catalán, después de invitar al observador a fijar la mirada en el reloj disuelto y las hormigas que pululan, desgarra el vientre de la deidad de la belleza e invita al espectador a observar su interior, donde se puede ver un huevo en perfecto equilibrio.
Dalí dijo: «La única diferencia entre la Grecia inmortal y nuestra época es Sigmund Freud», él descubrió que el cuerpo humano contiene «infinitos cajones secretos que solo el psicoanálisis es capaz de abrir». El artista catalán ilustró perfectamente este concepto freudiano en la escultura Mujer en Llamas: los cajones que tiene el cuerpo de la mujer esconden los secretos, los sueños y las obsesiones que surgen en el inconsciente. El tema de la «mujer con cajones» recurre frecuentemente en la producción artística de Dalí, presentándose en sus innumerables variantes formales y simbólicas.
En la obra en bronce Mujer en Llamas los cajones secretos están semicerrados y no dejan ver al observador su contenido, pero en la escultura Venus Espacial no se muestra el cajón sino su contenido secreto. No hay tiradores de bronce o revestidos de piel, ningún cajón frontal abierto o entreabierto del cual se deslice un tejido de color rojo vivo. En la Venus Espacial Dalí decidió representar el contenido en vez del contenedor, el interior del cajón con un huevo en bronce en la base.
En los últimos 30 años, las esculturas monumentales de la colección del Dalí Universe se expusieron en las ciudades más importantes del mundo entre las cuales Roma, Londres, Pekín, Singapur, Sydney y Hong Kong. La versión monumental de la escultura Venus Espacial, con sus casi cuatro metros de altura, se exhibió por primera vez en 1994 en la Opernplatz, la plaza central de la ciudad de Fráncfort (Alemania). El pasado año 2018 el museo de arte contemporáneo Erarta de San Petersburgo exhibió la obra monumental dentro de sus instalaciones, con ocasión de la muestra Salvador Dalí Sculptures.
El próximo sábado 18 de mayo la escultura monumental Venus Espacial será «desvelada» y presentada al público en Canadá, en la ciudad de Vancouver, gracias a la colaboración entre el Dalí Universe y la sociedad Art in the City, en el ámbito del proyecto Definitely Dali. Este proyecto permitió crear un acceso gratuito a las obras de arte e involucrar y sensibilizar a un público cada vez mayor interesado por el mundo del arte, a través de la exposición de obras de fama mundial en las áreas urbanas de las ciudades del mundo.
Los elementos simbólicos dalinianos presentes en la escultura Venus Espacial confirman la extraordinaria capacidad de Dalí de elaborar las emociones vividas durante el periodo de su infancia y junto a Gala, para transferirlas al arte pictórico y escultórico. Dalí afirmó: «Mi trabajo es el reflejo, uno de los innumerables reflejos de lo que realizo, escribo, pienso».
Fuentes:
Diario de un Genio, Salvador Dalí, 1963
La Vida Secreta de Salvador Dalí, Salvador Dalí, 1942
Dada e Surrealismo Dal Nulla al Sogno, con la coordinación de Marco Vallora, 2018
Catalogue Raisonné of Salvador Dalí Paintings (https://www.salvador-dali.org)