La Danza del Tiempo en el universo Daliniano.

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Viernes, 6 Noviembre, 2020

 

"El punto donde el paisaje se hace más bonito, más inteligente, más completo, está en las proximidades de Cadaqués, precisamente donde para mi gran fortuna (y soy perfectamente consciente de ello) Salvador Dalí pudo, desde su primera infancia, transcurrir "estéticamente" sus veranos. ¿Y qué constituye la principal belleza, la principal excelencia del paisaje, insuperable de Cadaqués? Su "estructura", nada más. Cada colina, cada perfil rocoso habrían podido ser dibujados por Leonardo. Si se salva la estructura, nada más. Sin vegetación, salvo los olivos, con su color amarillo parecen melenas venerables y coronan las antiguas colinas, rugosas de antiguos trazados”.

 

 

Sobre esta amada "estructura", Salvador Dalí situó un reloj blando, la imagen daliniana más famosa, que el artista catalán eligió representar constantemente a lo largo de toda su vida.

En la escultura La Danza del Tiempo, el reloj representado parece danzar literalmente. El tiempo, liberado de la rigidez del reloj, se mueve para Dalí al ritmo de una danza perpetua, acelera hacia arriba y desciende lentamente, se extiende y se derrite.

A Salvador Dalí le fascinaba el arte de la danza, que ocupó un lugar importante en su vida y en su amplia producción artística, en la pintura, la escultura, el cine, el teatro, las ilustraciones y el tarot universal.

Si pensamos en la relación entre Dalí y la danza, nos aparecen espontáneamente, sin duda, las bailarinas del universo daliniano.

La joven Alicia en el País de las Maravillas danza y salta a la comba “pasando” de puntillas del lienzo Eco Morfológico (1935) al Paisaje con muchacha saltando a la cuerda (1936); de los escenarios surreales de la película Destino a la escultura de bronce, que el artista catalán creó en 1977.

 

En la escultura Homenaje a Terpsícore, Dalí ilustra a la diosa de la danza y del coro en la tercera dimensión. Terpsícore, en griego Τερψιχόρη, es una de las nueve musas de la mitología griega, cuyo nombre significa “dar placer, alegrar” (del griego τέρπω) y “danza” (del griego χoρός).

“Al despertarme, veo a bailarines que saltan en mi mente. Mientras fijo la imagen, los dibujo antes de que desaparezcan” dijo Dalí, llevando a la fotografía su pasión por la danza, cuando tomó con el fotógrafo Philippe Halsman las fotos, que muestran el dinamismo y el movimiento, el salto y la danza.

 

 

El padre de Dalí, Salvador Dalí y Cusí, era un abogado y notario apasionado de la música. Le gustaba la Sardana, una danza catalana, símbolo de la unidad y del orgullo catalán y le transmitió dicho interés a su hijo, que convirtió la danza en una fuente de inspiración para su arte.

En 1958, Salvador Dalí se hizo fotografiar junto a su amada, musa y mujer, Gala mientras observaba a la famosa bailaora de flamenco española, Micaela Flores Amaya (llamada La Chunga) bailar descalza sobre un lienzo blanco. Durante las pausas del baile, Dalí pintaba bajo los pies de la bailaora, transformando el lienzo en uno de los ejemplos más singulares de la relación entre el pintor catalán y el baile.

 

 

Es interesante observar que en las esculturas La Danza del Tiempo I, La Danza del Tiempo II y La Danza del Tiempo III, al igual que en La Mujer del Tiempo, La Persistencia de la Memoria y Venus Espacial, las agujas del reloj marcan siempre las 12.30 horas.

 

 

En la escultura La Danza del Tiempo, Dalí conjuga la danza con el pensamiento del tiempo, representa el reloj/danza parado en las 12.30 horas y declara su profunda angustia por el concepto del espacio-tiempo, que Albert Einstein demostró en su “Teoría de la relatividad".

Las matemáticas y el arte coexisten en esta escultura: la geometría espacio-tiempo de Einstein se representa como una danza. A primera vista, La Danza del Tiempo parece una escultura deformada, en el momento en el que empieza a chorrear y derretirse. Viceversa, las agujas del reloj muestran su estructura matemática en contraste con la estructura indeterminada y blanda.

Al representar el espacio-tiempo recurriendo a la forma de danza del tiempo, Dalí perfila en el bronce el concepto de la “línea del universo”, visible a través de la observación de la posición de las agujas del reloj. Dichas agujas unen idealmente los puntos 6 y 12 del reloj y crean de esta forma una línea, que representa simbólicamente el eje del pasado-futuro y la "línea del universo".

 

 

La escultura La danza del tiempo es una creación genial con la que Dalí trasladó al arte uno de los descubrimientos más importantes de la física y, mediante la danza, expresó estéticamente el movimiento dinámico en el espacio-tiempo de Einstein.

 

"Podéis estar seguros de que mis famosos relojes blandos no son otra cosa que el queso camembert del espacio y el tiempo, que es tierno, extravagante, solitario y paranoico-critico" dijo Salvador Dalí, añadiendo: "Desde los inicios divinos de la Grecia inmortal, los griegos fabricaron con la angustia del espacio y del tiempo, con los dioses psicológicos y con las sublimes agitaciones trágicas del alma humana, todo el antropomorfismo mitológico. ¡Descendiendo de los griegos, Dalí se siente satisfecho solamente cuando realiza con las angustias del espacio, del tiempo y de las agitaciones del alma, un queso! ¡Es un queso místico, divino!".

 

 

Sobre la "estructura" del olivo, Dalí apoya la "estructura" deformada y matemática del tiempo y nos invita a explorar La danza del tiempo en el universo daliniano.

 

 

Fuente:

La vida secreta de Salvador Dalí, Salvador Dalí 1942.

Diario de un genio, Salvador Dalí, 1963.

Peter Tush: Dali, Ballet & Opera, The Dali Museum.

Imágenes: La colección de obras de arte de Dalí Universe.

Catalogue Raisonné of Paintings by Salvador Dalí © Fundació Gala - Salvador Dalí.