Salvador Dalí y Pablo Picasso fueron dos de los artistas más reconocidos del siglo XX.
Entre Picasso y Dalí existió un vínculo muy estrecho. Ambos eran españoles y dos gigantes artísticos del siglo XX, y su relación tanto personal como artística está bien documentada. Dalí era más joven y admiraba a Picasso, que había nacido en 1881 y era más de 20 años mayor que él, y trabajó gran parte de su vida en Francia. También fue el fundador del movimiento Cubista y famosísimo por sus cerámicas.
La primera vez que Dalí fue a París, en 1926, fue a visitar a Picasso en su estudio, justo cuando Pablo estaba preparando su primera muestra individual importante en la Galerie Pierre Rosenberg. En esa ocasión, Dalí vio el cuadro de Picasso “Naturaleza Muerta con Busto Antiguo” (1925). Parece que Dalí le dijo a Picasso que había ido Paris solo para verle, incluso antes de poner los pies en el histórico museo del Louvre, inaugurado en 1793.
Aparentemente, Picasso les pagó el viaje a Dalí y Gala para que visitaran por primera vez Nueva York en 1934. Dalí previamente le había enviado cartas en las que manifestaba su admiración por Picasso y en las que le halagaba e idolatraba.
Ambos artistas reaccionaron a la crueldad de la guerra civil española de la década de 1930 con dos obras maestras, Picasso con el “Guernica” (1937) y Dalí con “Construcción Blanda con Judías Hervidas” (1935).
La admiración y la rivalidad los acompañaron a lo largo de todas sus vidas. Los intentos de Picasso en el ámbito del cubismo alentaron a Dalí a experimentar con las formas, y se dio cuenta que el cubismo era la estructura a partir de la cual tomaba forma su arte tridimensional.
Tanto Dalí como Picasso admiraban a Diego Velázquez, el famoso pintor del siglo XVII, conocido sobre todo por “Las Meninas”, y ambos crearon obras para rendir tributo a Velázquez y a su obra maestra más reconocida