Iconografía del crucifijo en el “Cristo de San Juan de la Cruz” de Dalí y en la “Crucifixión” de Picasso

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Martes, 27 Marzo, 2018

Icono por antonomasia de la religión cristiana, el crucifijo es uno de los símbolos que más se han estudiado e interpretado en la historia del arte.

La representación pictórica de la muerte de Jesucristo ha sufrido muchas variaciones a lo largo de los siglos, y no cabe duda que el arte del Novecientos es un arsenal en el que se concentra un sinfín de nuevas claves de lectura y representaciones sobre el tema de la Crucifixión.

Tanto en el “Cristo de San Juan de la Cruz” ( 1951) de Salvador Dalí como en la “Crucifixión” ( 1930) de Pablo Picasso destacan esquemas geométricos y simetrías.

A pesar de ello, en la obra de Picasso las formas geométricas parecen confluir en figuras complejas en las que se funden elementos reales y abstractos que preanuncian los rasgos estilísticos de su famoso “Guernica”(1937) mientras que en el “Cristo de San Juan de la Cruz” de Dalí la geometría se vuelve una clave de lectura sacra.

La Trinidad formada por Padre, Hijo y Espíritu Santo emerge visualmente en la cruz descrita dentro de un triángulo en cuyo centro visual, simbólico y religioso, Dalí representa la cabeza de Jesús inscrita en una perfecta circunferencia.

Dalí escogió intencionalmente estas formas geométricas para componer esta pintura pues, para él, el círculo y el triángulo representaban en modo perfecto su sueño cósmico y metafísico proyectado hacia la resurrección y la dimensión religiosa de la Trinidad.

A su vez, el cuerpo del Hijo de Dios está representado en la cruz y resuelto en una dimensión que pretende superar el mundo terreno y abrazar la dimensión ultraterrenal y divina. El Cristo está vivo, sus manos no están atravesadas por clavos, y  su cuerpo, de anatomía muscular perfecta, no presenta indicios de sangre.

Con esta obra de arte realizada en 1951, Dalí quiso ilustrar la resurrección de Jesús y su victoria sobre la muerte. Quizá por este motivo el cuadro “Cristo de San Juan de la Cruz” posee un fuerte poder comunicativo, simbólico y religioso y es una de las obras pictóricas más apreciadas y visitadas del museo Kelvingrove de Glasgow, en Escocia.

Desde el punto de vista cromático, tanto en las «Crucifixiones» de Picasso como de Dalí, el color es el protagonista absoluto.

En la “Crucifixión” de Picasso, el artista eligió especialmente los diferentes colores para distinguir los personajes representados y su papel en la escena.

En el “Cristo de San Juan de la Cruz”, Dalí representa el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Los diferentes colores ilustran el componente terrestre junto al universal. Los tonos oscuros y tétricos de la muerte dejan lugar a otros más claros y luminosos que desvelan la resurrección.