En 1938, Salvador Dalí visitó el Parco dei Mostri di Bomarzo, también llamado Jardín de Bomarzo o Sacro Bosco, situado en la provincia de Viterbo, en el norte de Lazio, Italia.
El parque es un complejo monumental manierista con esculturas, monumentos y estatuas. Este estilo artístico emerge a finales del Renacimiento italiano, alrededor de 1520. El Jardín de Bomarzo fue diseñado por el Príncipe Vicino Orsini y el arquitecto Pirro Ligorio en 1552. Ligorio fue quien diseñó las fuentes de Villa d'Este en los jardines de Tívoli, cuando trabajó como arquitecto papal del Vaticano.
Salvador Dalí rodó un cortometraje en este parque. Sus figuras y sus árboles inspiraron a Dalí para que pintara, en 1946, La tentación de San Antonio. El nombre del parque proviene de las muchas esculturas, algunas esculpidas en roca, que pueblan este paisaje predominantemente estéril en una ladera arbolada.
El parque, con refinados jardines de estilo italiano y enormes esculturas de piedra de criaturas, elefantes y monstruos, es único. Con esta belleza, se comprende por qué Dalí, desde una perspectiva surrealista, apreció la singularidad de este parque.
Durante los siglos XIX y XX, el parque entró en una cierta decadencia debido a su aspecto descuidado, pero en la década de los años setenta fue restaurado por encargo de la familia Bettini. A día de hoy, más de cuatrocientos años después de su creación, el jardín, que sigue siendo propiedad privada, continúa siendo una atracción turística muy relevante.
El parque de Bomarzo tenía la intención de asombrar, y como muchas obras de arte manierista, su simbolismo es arcaico y enigmático. Los ejemplos más significativos son una gran escultura de uno de los elefantes de guerra de Hannibal o la estatua de Ceres, que descansa en la tierra descubierta, con un arbusto musgoso posado en su cabeza.
Estas estatuas monstruosas parecen no tener conexión con ningún plan racional y parecen haber sido esparcidas casi al azar sobre este terreno, sol per sfogare il cuore (solamente para liberar el corazón), como proclama una inscripción en un obelisco.
La razón de la disposición y el diseño del jardín son en gran parte desconocidos. Quizá se significaron como una hoja a la
Los jardines son una buena opción para hacer una excursión de un día desde Roma, para poder escapar del calor y del caos de la ciudad, que está a solamente 80 kilómetros de distancia.