“Qué maravilloso es sentir el frágil cráneo de un pájarito crujiendo bajo los dientes”. Salvador Dalí
Se acerca la noche de Halloween y, por primera vez este año, Art Evolution “desvelará” la escultura de dimensión monumental “Elefante del Triunfo”, una de las obras más importantes de la colección Dalí Universe.
Para la ocasión, Dalí Universe quiere “desvelar” la obra escultórica de Dalí y mostrar su lado oscuro, esquelético y caníbal, duro y blando.
A pesar de no tratarse de esculturas con temas puramente espectrales, en la colección Dalí Universe hay algunos elementos que conducen, curiosamente, a pensamiento espectrales y del canibalismo.
Dichas esculturas cuentan en tercera dimensión la complejidad de la figura de Dalí, el “monstruo sagrado”¹ con el bigote de punta hacia arriba y los ojos de alucinado, que declaró su deseo de querer “ser salvaje y caníbal, consumiendo una comida teórica con caviar, chuletas irracionales a la parrilla a la sangre y queso Camembert, el más embriagador y completamente licuado”.
El Dalí espectral en exposición en d’Arenberg.
Dalí estaba obsesionado con la imagen del esqueleto, parte del cuerpo que tenía el honor de mostrar, como él mismo dijo: “la estructura profunda de mi personalidad es siempre binaria: soy bicéfalo y doble. Hay dos Dalí”.
El cuerpo de una mujer, para el artista catalán, es perfecto solo si a través de sus protuberancias se puede percibir la conformación ósea. “Un solo detalle tiene importancia” afirmó Dalí “y es que la conformación de las caderas debe ser tal que resalten irrevocablemente los huesos”.
El pensamiento recurrente de Dalí por la estructura esquelética es evidente no solo en su producción pictórica y escultórica, sino que además es una constante que lo acompañó durante toda su vida.
Durante la entrevista realizada por el escritor francés Alain Bosquet, Dalí dijo: “En este preciso momento, una joven está sentada a nuestro lado. Sus rodillas son magníficas. Serán el punto de partida de mi magia. Más tarde las usaré como tema principal de mi pintura. ¡Este es mi genio!”.
La obra escultórica de Dalí está repleta de elementos y símbolos vinculados a su obsesión por el esqueleto y el canibalismo. La presencia de dichos elementos conduce al observador a explorar el lado oscuro, espectral y caníbal de las esculturas de la colección Dalí Universe.
La obra en bronce “Elefante del Triunfo” es un ejemplo evidente que muestra cómo Dalí llevó a la tercera dimensión su obsesión por el esqueleto. En esta escultura Dalí cambia drásticamente la idea de que el elefante sea pesado y robusto, dotándolo de patas exageradamente largas y yuxtaponiendo el enorme peso a la fragilidad de las articulaciones finas.
Las patas filiformes evocan a zancos y muletas, representadas soportando la estructura ósea fuera de la piel del paquidermo. El esqueleto muestra las rótulas como protuberancias afiladas, que resultan todavía más visibles por el fuerte contraste entre la representación de la parte superior y la inferior del elefante. Arriba, la anatomía muscular muestra el cuerpo del animal hecho de carne, piel y cartílagos; abajo, la anatomía esquelética muestra la estructura ósea de forma detallada.
El resultado es el de generar en el observador la visión de una criatura espectral y surreal, cuyas patas esqueléticas soportan una masa superior pesada; el cuerpo carnal del animal muestra su metamorfosis convirtiéndose en esqueleto en la su parte inferior.
Sale a la luz uno de los temas preferidos de Dalí, el contraste entre “lo blando y lo duro”, el exterior y el interior, representado aquí por la contraposición entre el cartílago blando de las grandes orejas y la dureza y el afilado de las rótulas del paquidermo. Una vez más, este contraste es evidente entre la trompa, suave y peluda, y la trompeta, dura y brillante, que sostiene el ángel.
Para Dalí, la obsesión por el esqueleto está estrechamente vinculada con la obsesión por el canibalismo. “Qué maravilloso es sentir el frágil cráneo de un pájarito crujiendo bajo los dientes” escribió Dalí en su autobiografía “Vida Secreta de Salvador Dalí” con la conciencia de querer “matar con mis manos la mayor cantidad posible de misterios” que aparecen como espectros en torno al “monstruo sagrado” del “Divino Dalí”.
“El pájaro siempre despierta en el hombre el ángel caníbal de su crueldad” dijo Dalí, “y se parece mucho a los moluscos, ya que lleva la coraza insertada en la piel”.
“Los órganos más filosóficos del hombre son sus mandíbulas” escribió Dalí en su autobiografía “Vida Secreta de Salvador Dalí”. “¿Qué existe, en verdad, más filosófico que el momento en que se sorbe lentamente el tuétano de un hueso, vigorosamente aplastado en el destructor abrazo final de los molares, lo que te da derecho a creer que tienes indiscutible dominio de la situción? Porque es en el supremo momento en que se llega a la medula de algo, cuando se descubre el sabor mismo de la verdad, la desnuda y tierna verdad que emerge del pozo del hueso firmemente cogido entre los dientes”.
A través del fenómeno de la paranoia, Dalí ilustró en la escultura su obsesión por el canibalismo. Sus imágenes, bastante conocidas como “dobles imágenes”, pueden convertirse en triples y múltiples y este proceso, para Dalí, depende de la capacidad paranoica del observador.
En la base del fenómeno está la idea obsesiva que Dalí imprime a la imagen, atribuyéndole simultáneamente, dobles, triples y múltiples significados en los que el propio Dalí, al no conocer el número total, abre la puerta a la infinita imaginación del observador.
“Diferentes espectadores ven diferentes imágenes en la misma obra” dijo Dalí “y es importante que la representación sea escrupulosamente realista”.
La obra en bronce “Perfil del Tiempo” lleva a la tercera dimensión el famoso cuadro que Dalí realizó en 1931 titulado “La Persistencia de la Memoria”, en el que aparece por primera vez la famosa imagen del “reloj blando”.
En esta escultura se representa sobre todo la obsesión que Dalí tenía por el paso del tiempo. Al ilustrar el reloj, Dalí decide representarlo blando, eligiendo la forma que reservaba a los objetos que detestaba.
Y una vez más, el reloj, al derretirse sobre el olivo, muestra al espectador su “doble imagen”. Si se observa inclinando la cabeza hacia la izquierda, aparece una imagen oculta. La caja del reloj se transforma en un perfil, el de Dalí: la curva de la frente junto al número 10, que en el círculo alude a sus ojos grandes de alucinado; la forma alargada de la gota, que simboliza la nariz del artista y; por último, la curva hacia arriba de la línea del perfil que describe el número 9, clara referencia al famoso bigote de Dalí.
A Dalí le encantaba impresionar, desconcertar, perturbar el pensamiento del observador haciéndolo partícipe de su arte y, en esta escultura, quiso mostrar también su obsesión por el canibalismo.
“Todas mis experiencias son viscerales” dijo Dalí “todo comienza en la boca y luego se mueve hacia el cuerpo, a través de los nervios. El primer instrumento filosófico del hombre por excelencia es la conciencia de la presencia de sus mandíbulas.”.
En la escultura “Perfil del Tiempo”, aparece otra imagen oculta. La “tercera imagen” muestra el “ángel caníbal” del hombre despertado del Tiempo, reducido aquí a un molusco, que habría perdido completamente la forma si no hubiese sido retenido por las ramas de un árbol esquelético, cuyos cortes en el tronco parecen aludir a las vértebras de la espina dorsal.
Vista así, la obra muestra a nuestros ojos la obsesión daliniana por el canibalismo. Una lengua enorme, en la que no falta una cantidad visible de saliva que cae, “desvela” el aspecto salvaje y caníbal de la escultura.
A través de esta visión paranoica, Dalí declaró que su deseo era consumir “una comida teórica e irracional con queso Camembert, el más embriagador y licuado” servido sobre las ramas de un olivo esquelético.
La noche del 31 de octubre, la prestigiosa vinería d’Arenberg albergará el evento exclusivo “Salvador Dalí desvelado en d’Arenberg” transformando el espacio único y sugestivo de la vinería en un escenario perfecto para mostrar el lado oscuro y esquelético de la escultura monumental “Elefante del Triunfo”.
La exposición de las obras de Salvador Dalí, dentro del icónico d’Arenberg Cube, ofrece al público la posibilidad de visitar las obras de arte del genio catalán en un fantástico espacio específicamente cuidado e iluminado.
La noche de Halloween, la famosa imagen del “reloj blando” se convertirá en la matriz para desvelar ante los ojos de los visitantes las innumerables imágenes y los múltiples significados que, a veces, sacan a la luz el lado oscuro, esquelético y caníbal de la obra escultórica de la colección Dalí Universe.
“Mientras estoy arrodillado, entreveo desde la ventana el barco amarillo de Gala que llega al muelle. Me levanto y corro a abrazar a mi tesoro. [...]. Y nunca tuve tantas ganas de comérmela”.
Salvador Dalí
¹ Alain Bosquet, en “Conversation with Dalí”, inicia su entrevista a Dalí llamándolo “monstruo sagrado”, haciendo referencia al término que el poeta francés Jean Cocteau reservaba a los mejores actores que admiraba profundamente.
Fuentes:
Diario de un genio, Salvador Dalí, 1963.
Vida Secreta de Salvador Dalí, Salvador Dalí, 1942.
Catalogue Raisonné of Salvador Dalí Paintings (https://www.salvador-dali.org).
Conversation with Dalí, Alain Bosquet, 1969.
Clocking in with Salvador Dalí: Salvador Dalí's Melting Watches (thedali.org)
Coffee with a Curator: Dalí’s Ghosts (video The Dalí Museum)