Dalí compró su primer coche en 1941, era un Cadillac, elección que resultaba obvia tratándose de una persona exhibicionista y extravagante como él. Y junto con su esposa siguieron fieles a la marca americana por el resto de sus vidas.
Extrañamente, Dalí no conducía, y en su lugar lo hacia su esposa rusa Gala.
En la obra de Dalí se encuentran a menudo imágenes de coches, y representan un punto interesante de debate. Fleur Cowles, un conocido de Dalí, recuerda en sus memorias El Caso de Salvador Dalí:
«Dalí siempre tuvo la idea de inventar automóviles. Un día que estábamos almorzando me sugirió la idea de un coche deportivo y más tarde concertó entrevistas con gerentes de algunas casas automovilísticas para tratar el asunto»
El Universo Dalí posee varias obras de arte que se refieren al automóvil, incluida la exquisita obra Débris d’une automobile donnat naissance à un cheval aveugle mordant un téléphone (1988), que forma parte de la colección de esculturas de cristal de Daum.
Según Robert Descharnes, secretario personal de Dalí, General Motors of America le había pedido a Dalí que creara un nuevo modelo de coche que tenían pensado fabricar. Dalí hizo un bosquejo del coche, que se llamaría Cadillac de Gala, y lo envió a la compañía, pero no recibió ninguna respuesta. Con inmensa sorpresa de Dalí, el año siguiente General Motors lanzó un nuevo modelo llamado Cadillac de Gala. Entonces, Dalí, que era uno que no se dejaba timar fácilmente, solicitó una indemnización de 10,000 $, amenazando que, si no le hubiesen pagado, habría iniciado una acción judicial. Y General Motors le envió un cheque por el mismo importe el día siguiente.
Dalí solía usar la imagen del automóvil en sus obras, que se ve por primera vez en el óleo La Bañista (1924) y en Figueras Girl (Chica de Figueras) (1926). Y aparece nuevamente en una de sus últimas obras, el óleo sobre lienzo de 1982 Doble Victoria de Gaudí. La famosa instalación de arte de Dalí, El Taxi lluvioso se estrenó por primera vez en 1938 en la Galería de Bellas Artes de Paris, como parte de la Exposición Internacional del Surrealismo, organizada por André Breton y Paul Éluard. Se trata de dos maniquíes sentados en un taxi dotado de un sistema de hidráulico integrado, que crean la extraña apariencia de que llueve dentro del taxi.
El Cadillac que Gala solía conducir y con el que la pareja se desplazó de costa a costa durante su estancia en Estados Unidos ahora está expuesto en el Museo Teatro de Figueras, como réplica de la instalación original de El Taxi lluvioso.