Dalí utilizó en modo transversal la figura de la rosa en sus obras. En la escultura de bronce Alicia en el País de las Maravillas,( 1977) las manos y el cabello de la mujer están constituidos por rosas que simbolizan la belleza femenina y la eterna juventud.
En la escultura de Dalí La Mujer del Tiempo( 1973) la figura femenina empuña un ramo de rosas perfectamente formado sobre un largo tallo, y el reloj que pende del otro brazo sugiere que la conciencia de la belleza puede ser independiente del tiempo. Dalí pintó a menudo la figura femenina con un buqué de rosas en la cabeza, en vez del cabello, lo que posiblemente simboliza una sexualidad latente, como en la escultura Homenaje a la Moda. ( 1971)
En su pintura de 1958 titulada Rosa Meditativa, Dalí representa una rosa perfecta; de hecho, la imagen es una paradoja visual, base fundamental del surrealismo. La rosa parece «flotar» en el cielo, meditando por encima de dos pequeñas figuras, y recuerda El Ángelus de jean-Francois Millet (1856), una de las pinturas predilectas de Dalí. Sobre uno de los pétalos se nota una gota de agua, que crea un efecto tridimensional y luminoso.
En esta obra, Dalí ha aplicado la técnica del trampantojo, para engañar la vista de quien la mira. En efecto, la rosa parece tener una cierta profundidad que contrasta con el azul profundo del cielo de fondo, causando un increíble efecto tridimensional.
Otra escultura de bronce de Dalí de 1981 que consiste en una figura femenina con la cabeza cubierta de rosas es Mujer con Cabeza de Rosas. Con sus dos metros de altura, esta escultura surrealista revela una vez más la obsesión continua de Dalí por el símbolo de las muletas. La Mujer con Cabeza de Rosas está sostenida por dos muletas, la más larga (que surge de la base) le sostiene el brazo derecho. En el brazo izquierdo se ven varios dedos de dos manos sin cuerpo, que la sostienen firmemente. La parte superior de la escultura es una figura fitomórfica y la cabeza está totalmente convertida en un buqué floreal del que sale un cuerno, lo que da una dimensión casi animalesca a la figura. Dalí pinta siempre figuras basadas en la fantasía, que, a su vez, asumen siempre significados diferentes cuando las combina con objetos externos e incongruentes.