La relación de Dalí con el neurólogo y psicoanalista austriaco Sigmund Freud está bien documentada. Dalí conocía detalladamente las teorías de Freud de acceso al inconsciente para obtener inspiración surreal y artística y consideraba que los sueños y las fantasías ocupaban un lugar central en la mente humana.
Dalí deseaba encontrar personalmente a Freud, y en los años 20 y 30 fue varias veces a Viena, pero nunca logró reunirse con él.
En su autobiografía La Vida Secreta de Salvador Dalí, con su típico estilo excéntrico, Dalí cuenta: «Recuerdo con un poco de melancolía las tardes que pasé caminando sin rumbo por las calles de la antigua capital austriaca. Las tartas de chocolate, que tomaba velozmente en las breves pausas entre la visita a un anticuario y otro, tenían un sabor ligeramente amargo (…) Por las noches mantenía largas y exhaustivas conversaciones imaginarias con Freud; una vez vino a visitarme y se quedó toda la noche conmigo colgado de las cortinas de mi habitación en el Hotel Sacher».
En 1938 su deseo se hizo realidad, Dalí consiguió encontrarse con Freud en su casa de Londres. Durante la visita, Dalí dibujó un bosquejo de Freud, que se convertiría en su obra Retrato de Sigmund Freud, cuadro expuesto actualmente en el museo Freud (www.freud.org.uk) en Maresfield Gardens, Hampstead, que fue la última casa en la que vivió el psicoanalista.
Dalí leyó Die Traumdetung, (La Interpretación de los Sueños, de 1899), el texto fundamental de Freud en el que trata las teorías del inconsciente y la interpretación de los sueños. Las teorías psicoanalíticas de Freud inspiraron a los surrealistas y marcaron profundamente a Dalí y a su iconografía. Ello puede verse en cuadros tales como Sueño Causado por el Vuelo de una Abeja alrededor de una Granada un Segundo antes de Despertar (1944). Dalí explicó el cuadro afirmando que «para expresar por primera vez en imágenes el descubrimiento de Freud del sueño típico (…) la consecuencia del carácter instantáneo de un evento casual que hace que una persona que está durmiendo se despierte. Así como un palo que cae sobre la nuca de la persona que está durmiendo, despertándola y acabando un largo sueño con la hoja de la guillotina desplomándose sobre ellos, el zumbido de la abeja aquí causa la sensación del aguijón que despierta a Gala».
Como comenta Dalí en su autobiografía: «La única diferencia entre la Grecia inmortal y el presente, es Sigmund Freud, que descubrió que el cuerpo humano está lleno de cajones secretos que solo el psicoanálisis es capaz de abrir».
Freud quedó impactado por el encuentro con Dalí, y comentando la maestría de la técnica del artista catalán, escribió a Stefan Zweig, otro gran intelectual austriaco:
«Yo tendía a menospreciar a los surrealistas, que parecían haberme elegido como su santo patrón, y los consideraba totalmente excéntricos. Sin embargo, este joven español, con sus maravillosos ojos cándidos y su innegable maestría técnica, me hizo cambiar de opinión».
Freud falleció en 1939, quizá durante la época más productiva de Dalí. Muchas obras de arte de Dalí tienen una calidad surreal, inconsciente, semejante a los sueños, por ejemplo, el cuadro La Persistencia de la Memoria (1931). En esta obra nos transmite el mensaje de que nuestra mente inconsciente y subliminal está presente en lo que hacemos diariamente y tiene más poder sobre nosotros que los objetos del mundo real hechos por el hombre.
Freud tenía razón cuando dijo que Dalí era un maestro técnico, su grandiosa producción artística lo demuestra.
[V1]Questo andrebbe tolto perché la fonte c’è già sopra.