Mobiliario surrealista

Durante la década de 1930, Dalí continuó su búsqueda creativa de nuevas formas de expresarse artísticamente. Desarrolló una amistad con Jean-Michel Frank, un renombrado fabricante de muebles y decorador parisino de la época. Juntos colaboraron en varias ideas, transformando objetos prácticos cotidianos en otros de uso indeterminado. La culminación de su colaboración fue una Habitación Surrealista que originalmente se presentó en la casa londinense del gran mecenas de Dalí, Edward James.

La obra de arte Mae West Lips Sofa revierte el método paranoico-crítico habitual de Dalí de intentar ver imágenes dentro de objetos. Dalí tomó como punto de referencia una imagen real, los sensuales labios de Mae West, y creó un objeto funcional. La actriz Mae West era más conocida por su voluptuosa figura y sus atrevidas frases que por sus habilidades para la actuación, y Dalí, con su gran habilidad para publicitar y mantener su lugar en el ojo público, le rindió homenaje con este original sofá inspirado en ella. El primer sofá fue construido en París en 1936, bajo la supervisión de Dalí, en base a su boceto original. La tela de la tapicería era del color "impactante rosa" de Elsa Schiapparelli. Tal es la popularidad de este mueble, que se ha vuelto instantáneamente reconocible y ha sido copiado muchas veces desde hace años por los fabricantes de muebles. Uno de los sofás forma parte de una habitación trompe l'oeil en el Teatro-Museo de Figueres, que, visto desde cierto ángulo, muestra claramente la cara de Mae West.

Otros objetos incluyen una serie de lámparas de pie, la lámpara Bracelli, la lámpara Cajones y la lámpara Muletas, con sus formas geométricas retorcidas, lánguidas y casi torturadas, tan características de la figuración de Dalí. El sillón Leda y la mesa de centro Leda, tan pesados y difíciles de mover, contrastan con los delgados brazos y piernas curvados en toda su forma femenina y expresiva.

Estos son objetos de Dalí: sillas, mesas, lámparas y asientos convertidos en objetos especiales. Objetos extravagantes y alucinantes que han perdido todo el valor funcional, pero aún conservan su aspecto altamente simbólico. Una silla Dalí no es una silla cómoda porque "una silla puede servir para muchos usos, aunque no necesariamente para sentarse".